Si hay un coche emblema de la casa Ford, sin duda, ese es el Mustang, pues es uno de los favoritos de los conocedores de la velocidad y el automovilismo. Este coche fue punta de lanza para la gama llamada en inglés pony car, es decir, un deportivo que pudiera ser usado en la ciudad.
Los orígenes del Mustang se remiten a 1964 para suceder al Ford Falcon y a lo largo de los años ha ido sufriendo modificaciones hasta llegar a la quinta generación que sigue sorprendiendo con la potencia de su motor, el cual puede ser encontrado en dos versiones, de 6 u 8 válvulas.
Cuando el Mustang llegó al mercado se ofreció en dos versiones, descapotable o cupé, con transmisión manual o automática, ambas variantes fueron un verdadero éxito comercial, ya que en su primer día de presentación en la Feria Mundial de Nueva York se vendieron 20 mil unidades.
Si bien es cierto que los ingenieros han tratado de apegarse al diseño original del Mustang, la quinta generación —que actualmente conocemos— sí sufrió cambios drásticos en su carrocería, pero con un aire de nostalgia a los que fueron presentados en los 60’s y 70’s.
En cuestión mecánica el Mustang tiene una potencia de 202 caballos de fuerza, en su versión más básica, pero el modelo de motor de 8 cilindros y 4.6 litros alcanza los 300 caballos y es capaz de acelerar de 0 a 100 kilómetros por hora en un promedio de 5.2 segundos. Esto hace vibrar a cualquier amante de la velocidad y el rugido de un motor.